domingo, 26 de julio de 2009

semana de oración en Montero

Estuve hace dos semanas "desconectado" del mundo, pues estuve dando una semana de oración en una población cercana a la ciudad donde ahora radico, Santa Cruz, se llama Montero ese lugar.

Me invitaron a dar la semana de oración, y la idea era que sólo fuera por las noches, ya que la población está a una hora de Santa Cruz, pero decidí (creo que por iluminación del Espíritu Santo) irme allá a quedar durante toda la semana. Pero no sólo eso, sino que llevé conmigo a un "equipo" de colaboradores que tuvieron la convicción de que tenían que ir conmigo. Llegamos a ser 4 trabajando en ese lugar.

Hubo problemas desde el principio, ya que el estado declaró que no podía haber reuniones masivas en todo el departamente (estado) de Santa Cruz. Desgraciadamente la Iglesia Adventista del 7º Día fue la ÚNICA organización religiosa en aceptar la norma y cerró las iglesias, prohibieron las campañas, incluyendo la semana de oración que yo estaba por comenzar (ni la iglesia católica ni las evangélicas cerraron las iglesias, también algunas iglesias adventistas funcionaron porque los hermanos no se enteraron de que la misión había ordenado que se cerraran las iglesias). Hablé con un anciano de iglesia de Montero y decidimos hacerla.

El primer día, el domingo, fueron unas 30 personas solamente. Pero el siguiente día aumentó, y así sucesivamente hasta qu el miércoles me dijeron los hermanos que nunca había ido tanta gente a una semana de oración. Ese fue el primer día que el pastor del distrito fue a la iglesia, y como la policia no había hecho problema de que nos estuvieramos reuniendo pues él tampoco dijo nada. Me lo presentaron al final del tema del miércoles y nos saludamos cordialmente.

El jueves todo fue distinto. El pastor llegó raro a la iglesia. Desde que comencé a predicar él no me volteaba a ver, sólo revisaba su Biblia con algo de ansiedad. Yo podía observarlo desde el frente. Prediqué acerca del 2º mandamiento esa noche, la iglesia estaba prácticamente llena (unas 150-170 personas). Al final el pastor llamó a junta a los ancianos para decirles que la predicación había sido puras doctrinas equivocadas y que la iglesia adventista no aprovaba. Les dijo que no quería que yo siguiera predicando. Pero los hermanos no estuvieron de acuerdo. Se había programado que la semana de oración terminara con una vigilia el sábado por la noche, y que yo tuviera 3 temas esa noche. Pero el pastor dijo que quería esos temas para desmentir todo lo que yo había dicho en la semana.

El viernes por la mañana el pastor fue a la misión (asociación en México), a Santa Cruz, para reunirse (según él me dijo) con un grupo de pastores para estudiar el tema (después me dirían que sólo se vió con el presidente de la misión), y que todos juntos estudiaron el tema y que concordaban en que yo estaba enseñando doctrina contraria a lo que la iglesia predica. El viernes por la tarde me vi con el pastor en la iglesia, a solas, y hablamos (él no sabe pero grabé la conversación). al principio trató de razonar conmigo, después me quizo mostrar que la Biblia no avala mi posición, desgraciadamente no pudo hacerlo con la Biblia misma, sino sólo con sus palabras. La conversación siguió su curso. Llamó al pastor de la iglesia donde está mi membresía, quien tuvo a bien (gracias a Dios) dar buenas referencias de mi persona. Al final el pastor me dijo: "Bien Juan Carlos, el pastor da muy buenas referencias de tí, pero este es mi distrito, así que estoy tomando la decisón de predicar yo lo que resta de la semana de oración. Tu no puedes predicar más."

Los hermanos después me dirían que ese viernes de noche el templo estuvo a su máxima capacidad, que fueron tantas personas como nunca había sucedido. Pero yo no pude predicar, predicó el pastor. Me dolió bastante porque el mensaje de esa noche era especial, era muy importante.

El sábado por al mañana, no fui a la iglesia, me quedé en casa de una familia para tener allí un culto privado, pero llegaron algunos jóvenes y algunos hermanos, así que no fue tan privado al final. Allí hablé el mensaje que correspondía al viernes de noche. Entre las asistentes estuvo la directora de jóvenes de la iglesia, quien al final se me aercó y me dijo que hablaría con el pastor para que me dejara predicar en sociedad de jóveves (JA). Después de precionar los ancianos y la directora de jóvenes el pastor accedió, pero con la condición de que él sería el que predicaría en toda la vigilia. Prediqué el sábado de tarde en la iglesia, pero el daño ya etaba hecho: la iglesia lucía semi vacía, se notaron dos grupos de personas definidos, los que sólo estaban para "ver" que encontraban de mal en lo que yo diría, y los confundidos. Me dolió bastante el corazón pero prediqué lo que tenía que predicar.

Esa noche se llevó a cabo la vigilia, pero una familia me pidió que pasara la noche en su casa estudiando, lo cual hice. Terminamos de estudiar hasta pasadas las 5 am. Esa noche me dijeron que la hermandad había pedido que extendiera la semana de oración y que la conviertiera en dos semanas, pero decidí venirme a Santa Cruz, desde donde estoy escribiendo en estos momentos.

Al regresar a Santa Cruz me esperaban más sorpresas. El presidente de la misión habló con el director del ministerio en el cual colaboraba y le pidió una explicación. El director habló conmigo y yo hablé a grandes razgos de los que había sucedido en Montero. Él me dijo que básicamente iría a la misión a disculpar al ministerio por cualquier situación que yo hubiere ocasionado, que en todo caso había actuado por mi cuenta y bajo mi responsabilidad. Me dijo que él me había advertido (no me acuerdo cuándo honestamente) que no predicara, que me limitara a estar en Bolivia colaborando en el canal de tv. Y terminó diciendo algo así como "sobre advertencia no hay engaño".

Un par de días después volví a hablar con él para definir mi salida de Red Advenir. Me dijo que lo mejor era que si yo quería predicar por mi cuenta que lo hiciera, pero que dejaría de pertenecer a la institución, que ésta se desligaría de cualquier situación conmigo. Personalmente creo que es lo mejor en muchos sentidos.

En fin, el viernes me tomé unas "vacaciones". Salí de la ciudad para pasar el sábado a solas con Dios. La idea que tenía era quedarme fuera de la ciudad unas tres o cuatro semanas para poder meditar, pensar y escribir, pero hoy domingo por la mañana no pude más, no soy de vacaciones, creo que es el tiempo de trabajar. Ya habrá tiempo de descansar en el reposo que nos queda en el futuro cercano.

Personalmente les digo a los lectores de este blog (muuuuy poquitos, ya sé) que es el momento de actuar, es nuestro momento. No seamos espectadores sino actores. No seamos lectores sino hacedores. No seamos dela tribuna sino de la cancha. Lo que los antiguos miraban y anhelaban nosotros lo tenemos de frente, no lo dejemos pasar.

Aquí les pongo el link para descargar los audios de la semana de oración: https://www.yousendit.com/download/Y1RyNnFLeFhubVdGa1E9PQ Espero que lo descarguen y que escuchen los sermones (les recomiendo que lo hagan en orden). Espero en Dios que les sean de provecho.

Juan Carlos

Richard, escúchalos.

lunes, 6 de julio de 2009

Dios y la ley

Dios y la ley.

Colosenses 1:15-17: “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas por él subsisten.”

Hebreos 10: 10: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.”

Génesis 1:1-2: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz del abismo.”

Juan 1:18: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Dios.
De estos versículos se ha escrito, enseñado, predicado y citado muchísimas veces. Sin embargo quisiera profundizar un poco más en ellos. El primero de ellos, el de Colosenses, se refiere al Hijo, o sea, a nuestro Señor Jesús. El segundo se refiere, según el contexto, al Padre. El tercero se refiere al Espíritu Santo. Pero el cuarto y último, ¿A quién se refiere cuando menciona la palabra Dios?

Nuestro primer pensamiento viene del texto mismo: al Padre. Sin embargo, siendo que el Espíritu Santo es igualmente divino y eterno, a él también aplicaría la Palabra Dios. De hecho, los tres primeros versículos expuestos arriba se refieren a la deidad: tanto el Hijo (colosenses), como el Padre (hebreos), como el Espíritu Santo (Génesis) participaron de ese breve, pero muy profundo, texto de Génesis 1:1: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra.”

En el principio, antes de que los cielos (y lo que ellos contienen) fueran creados, Dios ya existía. Necesariamente debió ser así, puesto que Dios es el creador. Pero Dios es una unidad: “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deut. 6:4). Por lo tanto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo debieron coexistir antes xque cualquier cosa material existiese: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Heb. 11:2).

Con lo anterior podemos concluir, que Dios (la Deidad, la Unidad Divina), es antes de cualquier cosa creada, o en otras palabras, de él procede todo lo material. Es obvio que las personas de la Deidad no necesitan de lo material para existir, puesto que lo material existió después de ella, de hecho, de la Deidad procede.

Dios, al crear lo material y a los seres que habitarían lo material, se hizo igualmente material para poder coexistir, convivir, habitar con ellos de forma personal y tangible. Se llamó a sí mismo Emanuel: Dios con nosotros. Reitero, Dios no necesita de lo material para existir, ya que él existe antes que lo material. Pero los seres creados sí necesitan de lo material para seguir existiendo, en ello existen y en ello subsisten. Requieren de lo tangible para poder entender lo intangible.

La ley.
La ley de Dios es su propio carácter. Es, en un sentido práctico, él mismo. De él procede y trata acerca de él: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3). Esta vida es no sólo la vida de los humanos, sino la vida eterna en su sentido universal. Después de todo “todas las cosas en él (Jesús) subsisten” (Col. 1:17). Por lo cual los mismos ángeles, y todos los seres creados, si tienen vida, no la tienen de sí mismos, sino que procede de Cristo, aun la de Satanás y los demonios.

Si la vida eterna depende de conocer a Dios, entonces los ángeles y los seres de otros mundos que no cayeron, también tienen la necesidad de conocer a Dios, de otra forma no tendrían vida sin fin. Es evidente que la palabra conocer no se refiere a su aspecto material (ya que Dios no tenía un aspecto material antes de crear lo material), sino más bien a su persona, a él mismo, tal como él es. Si la ley de Dios es su carácter, debemos concluir que la única forma de conocerle es a través de su ley.

La ley de Dios es algo inmaterial, puesto que no es tangible en el sentido material. Es una realidad conceptual: no la podemos ver, ni tocar, ni sentir en ninguna forma. Lo mismo podemos decir acerca de la maldad. No la podemos experimentar a través de los sentidos, sólo sus resultados.

Cuando Satanás pecó en el cielo, Dios no necesitó que Lucifer manifestase los efectos de la maldad (el pecado). Dios, que conoce todas las cosas, sabía que Satanás ya había pecado aun antes de que codiciara el lugar del Señor Jesús en el gobierno universal: “Perfecto eras en todos tus caminos, hasta que se halló en ti maldad, a causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste:” (Ez. 28:15-16). Si observamos el orden del texto primero se halló en él maldad, después se llenó de iniquidad y después (o simultáneamente) pecó. Dios no necesita de una manifestación material (sea ésta mental o física) para saber algo: por ello sabe el fin desde el principio.

Pero los seres creados somos distintos a Dios. Sólo Dios es Dios. Los seres creados requerimos de lo material para poder entender lo inmaterial, y aun para conocerlo. Nosotros (o sea, los seres creados, todos los seres creados) no podemos leer pensamientos, ni podemos experimentar sentimientos ajenos a los propios, podemos tratar de comprenderlos (la madre comprende los sentimientos de los hijos, por ejemplo) pero no podemos experimentarlos. Sólo Dios puede. Por ello, Dios dejó que Satanás manifestara lo que ya existía dentro de él: el pecado, la maldad. Para que los seres creados pudieran participar del conocimiento que Dios ya tenía.

Si la ley de Dios es su carácter, por fuerza debe ser eterna, puesto que Dios mismo es eterno. Pero el pecado no lo es. El pecado tuvo un comienzo, y por cierto que tendrá un fin. Pero la ley de Dios no puede tener un fin, ya que es el propio carácter de Dios, es parte de él, es él mismo. Así nosotros lo único que llevaremos al cielo es nuestro propio carácter, que somos nosotros mismos.

Los 10 mandamientos, en su forma, no es la ley de Dios. En su esencia sí, pero no en su forma tangible. Ya que los 10 mandamientos dados por Dios a Moisés, escritos con su propio dedo, fueron dados para definir las manifestaciones del pecado en el ser humano. El texto de 1ª de Juan 3:4 dice: “todo aquel que comete pecado infringe también la ley, pues el pecado es infracción de la ley”. Pero revisen toda la carta, en ningún lugar el apóstol Juan menciona a los 10 mandamientos. Todo lo que el discípulo amado menciona es “la ley” o “los mandamientos”. Referiré este otro texto: “Y en esto sabemos que le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado;” (1ª Juan 2:3-5). Si el pecado ene l ser humano no es eterno (y no lo es, pues tuvo un comienzo y tendrá un fin) entonces los 10 mandamientos, en su forma, tampoco lo son.

No se mal entienda lo anterior. Siendo los 10 mandamientos dados por Dios mismo y escritos por él mismo, resulta imposible excluirlos de la ley de Dios, puesto que si Dios lo dijo, es ley para sus criaturas. Todos debemos guardar su palabra, y los 10 mandamientos son parte de su palabra, pero no la es toda.

Transgresión de la ley.
Ahora propongo un par de ejemplos: Abraham y Adán. El primero es acerca del trance vivido por el “padre de la fe” en relación con la petición de Dios de sacrificar a su hijo único, el de la promesa. Abraham obedeció y le fue contado por justicia, pero obedeció a la palabra de Dios, no a los 10 mandamientos. En otras palabras, si Abraham no hubiese obedecido a la orden de Dios de sacrificar a Isaac hubiese pecado, ya que era Dios mismo quien le había pedido el sacrificio (“pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado”).

Adán por otro lado, desobedeció al mandato explícito de Dios. Se le había pedido que no comiera del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal: pero lo hizo. Sin embargo la pregunta sería ¿Pecó Adán hasta que comió del fruto? O ¿Pecó Adán cuando tomó la decisión de desobedecer a Dios? Evidentemente, habiendo Adán tomado la decisión de desobedecer a Dios, por los motivos que fuese, estaba desobedeciendo la ley de Dios, que es Dios mismo, aunque no lo manifestase aun en un acto. Aunque en este caso, diferente al caso de Lucifer, el acto vino inmediatamente después de la decisión.

Conclusión.
A manera de conclusión les propongo algunas reflexiones ¿Se han fijado en el decaimiento general de la cristiandad (incluida la iglesia adventista)? Pero después de todo, los cristianos decimos amar a Dios y los adventistas decimos obedecer su ley. Pero en realidad no lo hacemos. Creemos en general que dejar de laborar en nuestros trabajos o estudiar en las escuelas y universidades ya es guardar el sábado (ver el artículo “el sábado”), cuando no entendemos que la ley de Dios es el propio carácter de Dios, y que “todo lo que no procede fe es pecado” (Rom. 14:23). Pretendemos de igual manera que congregándonos sabatinamente en la iglesia y entregando los diezmos y las ofrendas ya estamos dentro de los fieles de Dios, pero pasando por alto que “todo el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado” (Sant. 4:17), o en otras palabras, quebranta la ley de Dios, ofende a Dios mismo en su propio carácter, en su propia persona.

Meditemos en que Dios es lo más importante, su persona. Jesús, que es la manifestación visible de Dios es quien nos salva, quien nos redime, quien nos creo y quien vendrá en breve para buscar a quienes tiene su mismo carácter, quienes tienen su ley en el corazón.


Juan Carlos

El Armagedón

El Armagedón.

Interpretación profética.
El apóstol Pedro nos da un principio de interpretación profética: "entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías seductoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina." (2 Pe. 1:20-2:1).

A partir de los textos anteriores se pueden entender varias cosas, de entre las cuales nos concentraremos en una. Esta es acerca de la "interpretación privada" en relación con la forma en que "los santos hombres de Dios" fueron "inspirados por el Espíritu Santo". La palabra traducida como "inspirados" es la palabra griega "feromenoi", que su traducción más fiel sería "movido", en el sentido de ser transportado. Al considerar que el Espíritu Santo usa la mente del profeta para que éste se encuentre en capacidad de transmitir el mensaje, entendemos que el Espíritu Santo mueve (feromenoi) los pensamientos del profeta (santo hombre de Dios) con la finalidad de que el mensaje sea transmitido de la manera en que servirá a los propósitos de la Deidad.

Consideramos, de acuerdo a lectura de la Santa Biblia, que los propósitos divinos se desarrollan en la historia de la humanidad -en otras palabras, lo que Dios le dijo a Adán en el principio, de muchas maneras nos sirve a nosotros también, seis mil años después, para acomodar nuestra vida de acuerdo a los mismos principios; ejemplos de lo anterior tenemos muchos. El Nuevo Testamento por ejemplo está compuesto en su mayoría por cartas de personas ("santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo") escritas y enviadas específicamente para personas o grupos de personas en un momento determinado de la historia. Pero dichas cartas (en muchos casos personales) son de rotunda importancia para nosotros hoy, de hecho lo consideramos como Palabra de Dios para nosotros, aunque su intención inicial no era esa en la mente del escritor. Pero los propósitos divinos siempre van más allá de lo que el humano percibe.

Por lo anterior el apóstol Pedro nos dice que la profecía bíblica no es de interpretación privada, o sea que no depende de lo que se le ocurrió al profeta cuando lo escribió, o de la aplicación que se le dio en el pasado, sino del Espíritu Santo, a quien le pertenece el crédito por su existencia (de la profecía), y también le pertenece al Santo Espíritu su debida interpretación. Siendo que el Espíritu Santo movió los pensamientos del profeta, podemos concluir que el Espíritu Santo es quien verdaderamente sabe la aplicación (o aplicaciones) precisa de la profecía. De él procede, él la inventó, por lo tanto él sabe su significado.

El apóstol Pablo lo dice de esta manera en 2 Corintios 2:7-14: "Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, ... Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿Quién de los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente."

A través de la historia el conocimiento de las profecías se ha ido desarrollando de acuerdo a la providencia divina, de acuerdo a los propósitos de Dios. La luz de la verdad va en aumento cuanto más se acerca el fin del conflicto entre el bien y el mal, entre Cristo y Satanás. Puesto que nos encontramos más cerca del fin que los hermanos que vivieron en siglos pasados es bíblicamente correcto pensar que la luz que brilla sobre nosotros es al menos mayor. Lo anterior también nos ayuda a entender que en el tiempo que aun falta dicha luz aumentará, siempre de acuerdo a la acción de el Santo Espíritu y a sus planes.

El Armagedón en la historia.
Por muchos años se ha creído que la batalla del Armagedón en el apocalipsis es el antitipo de la batalla espiritual que tuvo que sobrellevar Elías (símbolo del pueblo de Dios fiel a sus mandamientos - los 144000) en el monte Carmelo frente a Acab (poder político - el Dragón), Jezabel (poder religioso - la bestia) y los 400 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera (poder espiritual - el falso profeta). Por lo que se concluye que dicha batalla no puede estar ubicada temporalmente sino solamente antes de la segunda venida del Señor Jesús. Dicha conclusión tiene un baluarte en la percepción generalizada de que las 7 plagas postreras o apocalípticas son literales y previas a la segunda venida del Señor igualmente, y que, siendo la batalla del Armagedón la sexta de dichas plagas, ésta debe efectuarse en dicho momento.

Pero lo anterior no debería verse como la única manera de interpretarse (después de todo la profecía no es de interpretación privada o única). De hecho, exegéticamente en dicha interpretación hay algunas inconsistencias dignas de un análisis profundo y de una revisión exhaustiva. Con lo anterior no pretendo restarle valor, puesto que personalmente considero que dicha interpretación ha tenido mucho valor histórico y que Dios la ha usado para llevar a cabo varios de sus propósitos en siglos anteriores; de la misma manera en que los discípulos no entendían bien varias de las profecías bíblicas referentes a su tiempo pero aun así cumplieron con los propósitos divinos, o de la misma forma en que el movimiento milerita no entendía bien lo que las profecías marcaban pero aun así Dios los usó de acuerdo a sus propósitos.

El Armagedón.
En el propio texto de la sexta plaga leemos lo siguiente: "El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón." (Apoc. 16:12-16).

Normalmente se comienza el estudio del Armagedón con el análisis de la propia palabra (que únicamente aparece en el Apocalipsis, en ninguna otra parte de la Biblia). Pero nosotros no. Comenzaremos con la estructura en que el texto de la sexta plaga está expresada. En ella pareciera haber 3 actores principales y 3 secundarios: el Dragón, la bestia y el falso profeta serían los principales y los tres espíritus inmundos a manera de ranas serían los secundarios. En el propio texto dice cual es la razón por la cual salen de la boca estos espíritus como ranas: "van a los reyes... para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso". Ellos evidentemente tienen la misión de reunir a las naciones para una batalla. Pero lo interesante es que el propio texto en griego hace un vuelco entre la palabra reunir del versículo 14 y la palabra reunir del versículo 16.

En el versículo 14 la palabra griega que aparece traducida como "reunirlos" es la palabra "sunagagein" que es "reunir" (en infinitivo). Es claro que los espíritus inmundos a manera de ranas (en plural) son los que tienen el objetivo de reunir a los reyes y por ende a las naciones para la batalla. Pero el versículo 16 dice: "y los reunió...", la palabra griega cambia y ahora es "sunagagen", que su traducción efectivamente es "reunió", en tercera persona del singular, no en infinitivo, como aparece en el verso 14. Eso nos lleva a concluir que hubo uno (singular) que fue quien reunió todas las huestes para la batalla, no un conjunto.

La visión (o la sección) de las plagas comienza en el capítulo 15 del Apocalipsis y termina hasta el 17, por lo cual abarca 3 capítulos enteros. De hecho el libro de Apocalipsis (que es una sola profecía según su introducción y conclusión, Apoc. 1:3; 22:18) está subdividido por secciones. Si tomamos únicamente el 15 y el 16 como los capítulos referentes a las plagas estamos dejando fuera el capítulo que nos ayuda con algunos símbolos para descifrar dichos capítulos: este es el capítulo 17. Comienza diciendo: "Vino entonces uno de los ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas." (vers. 1) Lo interesante es que antes de este versículo no hay ninguna ramera en todo el Apocalipsis. Cuando Juan comienza a ver esta sección de la visión mira dos cosas: la mujer (la ramera) y una bestia. El ángel por su parte le dice lo siguiente: "¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae..." (vers. 7) Así que el ángel comienza por las bases.

La bestia.
"La bestia que has visto, era, y no es; y está por subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será." (vers. 8) La palabra "abismo" que aparece aquí ya había sido referida con anterioridad en el propio libro. En el capítulo 9 se nos habla de "una estrella que cayó del cielo" que "se le dio la llave del pozo del abismo". La estrella que cayó del cielo es una referencia directa a Satanás (Is. 14:12,15), que era el "lucero de la mañana" (una estrella) y fue derribado al "abismo". Por si fuera poco el mismo capítulo 9 nos dice que del abismo sale un ejército numeroso y fuerte (usa los mismos símbolos del libro de Joel), las huestes demoniacas. Y cuando concluye la 5a trompeta dice: "Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego Apolión" (Apoc. 9:11). Juntando los elementos no queda duda: un ángel, que cayó del cielo, que se le llamaba lucero o estrella, que lidera el ejército de demonios. No puede ser otro que Satanás en persona.

Otra evidencia de la anterior conclusión es la palabra que se encuentra traducida como "perdición" ("La bestia que has visto, era, y no es; y está por subir del abismo e ir a perdición;"). Dicha palabra es "apoleían" cuya raíz es "apolión", que es "destrucción". Es evidente la conexión entre esta "bestia" y del capítulo 17 y el "ángel del abismo" del capítulo 9 es directa, se trata de hecho de la misma persona: Satanás.

Todo lo anterior fue expuesto por causa de la sexta plaga, el Armagedón, pues en ella leemos precisamente que hay un dragón, una bestia y un falso profeta. Quise comenzar con la bestia y no con el dragón porque habría poca dificultad en comprender que el dragón en el Apocalipsis es la misma persona de Satanás ("y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás", Apoc. 20:2; véase también Is. 27:1). No un "disfraz" de él, sino él mismo, personalmente. De la misma manera cuando aborda en este mismo verso (Apoc. 16:13) a la bestia no se refiere a "un sistema" en el cual se "disfraza" Satanás, sino que está diciendo que él personalmente, físicamente, está presente. Antes de abordar al "falso profeta" hay un punto más que quiero resaltar.

Series numéricas en el Apocalipsis.
El Apocalipsis emplea las series numéricas de forma frecuente. Las emplea de forma simbólica. Así encontraremos que cuando dice frases como "a toda nación, tribu, lengua y pueblo", emplea una serie de "4" (nación 1, tribu 2, lengua 3, pueblo 4) para referirse al factor común que las palabras tienen: personas. Al usar la serie numérica nos quiere hacer notar que se refiere a "todos los habitantes del mundo". Por ello la serie numérica de "4" se refiere a "la totalidad" (otro ejemplo de esto es "los cuatro ángulos de la tierra" para referirse a toda la tierra). Pero la serie de "4" no es la única que existe en el Apocalipsis. Hay varias de hecho, pero nos concentraremos en la que atañe a nuestro estudio.

La serie de "3", se utiliza de la misma manera que la de "4" que referimos anteriormente. Sin embargo el símbolo es distinto. La serie de "3" se utiliza para dar énfasis a lo que se quiere expresar. El primer ejemplo que daré es el Apocalipsis 8:13, que dice: "y miré y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran la tierra, a causa de los otros toques de trompetas que están para sonar los tres ángeles!". Aquí el Apocalipsis emplea la serie de "3" en la palabra "ay", para dar un énfasis en dicha palabra, para que el concepto que la palabra expresa no se pase por alto. Nos podemos dar cuenta entonces que al decirnos 3 veces "ay", nos está queriendo decir: "no pases por alto que lo que viene es terrible".

Encontramos de igual manera esta forma simbólica de hacer énfasis (la serie de "3") en el mensaje de los tres ángeles del capítulo 14. La importancia (el énfasis) radica en el concepto básico que es común en las tres partes del mensaje. Al ser tres ángeles los que traen el mensaje y no uno solo, nos quiere decir que "el mensaje es de suma importancia, no lo pasen por alto".

El falso profeta.
Pues en la sexta plaga, el Armagedón, nos encontramos con la misma serie de "3". Repite tres veces la palabra "boca". De hecho nos hace notar que de la boca salen exhalados los demonios ("espíritus inmundos"). Sin embargo, por ser una serie de "3" es evidente que nos está queriendo decir que hay mucha importancia en saber de quién (de dónde) salen estos demonios. Siendo el dragón el propio Satanás en persona, y siendo la bestia, como ya hemos concluido, el propio Satanás en persona (no un "sistema" del cual se "disfraza" Satanás), ya tenemos suficiente para pensar que el "falso profeta" es el mismo Satanás en persona también.

Bíblicamente un profeta es alguien que tiene un mensaje de parte de Dios (la voluntad de Dios) para darlo a los humanos. En el Apocalipsis no es distinto, puesto que en el mismo capítulo primero dice lo siguiente: "La revelación (el Apocalipsis, en griego) de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan" (Apoc. 1:1). La formula es la siguiente: Dios le da el apocalipsis a Jesús, Jesús se la da a su ángel, el ángel se la da a Juan y Juan se la da a los siervos de Jesús. Es evidente que Juan, al ser profeta, recibe el mensaje de Dios, el primer eslabón de la cadena, para comunicarlo a los seres humanos, que son el último eslabón de la cadena.

Pero si un profeta es falso, éste pretende tener un mensaje de parte de Dios para los humanos, pero de forma fraudulenta, en otras palabras, no es verdad que el mensaje viene de Dios. Satanás, en persona, pretenderá tener un mensaje de parte de Dios, que dirá que es su voluntad.

El apocalipsis está escrito, como ya hemos visto, en claves o símbolos. Dichas claves o símbolos son en realidad referencias al Antiguo Testamento. Precisamente en el Antiguo Testamento encontramos una profecía que Dios dio a través de Moisés: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis Palabas en su boca, y él les hablará todo lo que yo mandare.” (Deut. 18:18) Podríamos entender que Moisés se puede referir en este texto a cualquiera de los profetas que haya vivido en el tiempo de Israel. Pero los judíos lo entendían de una forma más profunda.

En el libro de Mateo, en el capítulo 21, el Señor Jesús mandó preparar la entrada triunfal a Jerusalén. Cuando los judíos le vieron entrar comenzó una manifestación, una proclamación al Señor. Es descrita así: “Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que venía delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mat. 21:8-9). Todos los títulos con que se aclamaba al Señor Jesús en dicha procesión eran títulos propios del Mesías. Es obvio que ellos estaban identificando al Señor con el Mesías, el que había de venir a liberarlos de la esclavitud. Pero no termina ahí el relato, continúa de la siguiente forma: “Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.” (Vers. 10-11).

En hebreo la palabra “Jesús” significa “salvador”, es de notar que ellos entendían la palabra salvación con una relación estrecha al profeta que Dios les había prometido que les enviaría. “Jesús el profeta” y no “Jesús un profeta” era lo que ellos respondían cuando se les preguntó la razón de la aclamación. En la multiplicación de los panes registrada en el libro de Juan, en el capítulo 6, cuando todos quedan saciados, y todavía se recogen las 12 cestas con lo que sobró de alimento, la gente (que se dio cuenta de que Jesús había multiplicado el pan) dijo algo interesante: “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.” Es evidente nuevamente la liga mental que tenían los judíos entre el profeta y el Mesías. Que de hecho no creían que era sólo para ellos, sino para todo el mundo.

Pues Satanás se hará pasar igualmente por el profeta. Pretenderá tener un mensaje de parte de Dios, y él, haciéndose pasar por el Señor Jesús, dirá que todos deben obedecer a dicho mensaje. En ese momento él también es el falso profeta, en persona. La serie de "3" nos está diciendo en ese versículo: "no se equivoquen, no se desvíen en la percepción de quién es el que hace todo esto, es de suma importancia que lo entiendan".

Conclusión.
Una de las estrategias de Satanás a lo largo de la historia de la redención, de la historia del gran conflicto, es que nadie sepa de su existencia. Cuando las personas (o en el principio los ángeles) no creen que existe, es entonces cuando se descara, puesto que ya no pueden ver que es él, sino lo que pretende ser. Satanás simulará la segunda venida de Cristo, de una forma tal que todos los que lo vean serán engañados. Todo el mundo se verá envuelto en el más fascinante acto de usurpación hasta entonces. Pero de igual manera, al terminar el milenio, cuando suceda la segunda resurrección, él mismo, en persona nuevamente, volverá a engañar a todo el mundo para la batalla final, "el gran día del Dios Todopoderoso" (Apoc. 16:14), en el cual Dios terminará con el problema del pecado por toda la eternidad. Cuando se dirá por tercera y última vez: "Hecho está" (la séptima plaga, Apoc. 16:17).

Ésta es una profecía de doble cumplimiento (Ver Hechos 2:1-21 y Joel 2:28,31-32). Tiene un cumplimiento parcial en la segunda venida, pero su verdadero o completo cumplimiento es en la tercera venida del Señor Jesús. De ser esto cierto, la previa, o sea la quinta plaga, sería el milenio, donde la bestia (Satanás en persona) se queda con su reino (el mundo) en tinieblas, desolado y vacío, igual que en Génesis 1:2: en el abismo, de dónde es, y donde quedará atado (Apoc. 20:1-3). Y la séptima plaga sería la destrucción final por el terremoto y el granizo (en la segunda venida, Jesús destruye a los malos con el "resplandor de su gloria", no con granizo; Mat. 24:30; 2 Tes. 2:8). Tal es, de hecho, la secuencia seguida en las plagas.


Juan Carlos

miércoles, 1 de julio de 2009

Ya voy a comenzar a publicar los artículos

Bien, para los desesperados y anciosos lectores de este blog (o sea absolutamente nadie!), les digo que ya tengo algunos artículos publicados que podrán leer desde este blog.

Dichos artículos aparecerán en la parte lateral del blog, en donde están los meses del año. Allí, en las viñetas, buscan los nombres de los artículos y les dan click, pues ahora apareceran de uno en uno en la pantalla.

igualmente pondré títulos como "noticias" o algo parecido para cuando publique no un artículo, sino algo relacionado con las cosas que pasan por acá.

Dios les cuide y seguiremos en contacto.

Juan Carlos.

Por cierto, ya todos pueden hacer comentarios sin necesidad de tener una cuenta de blogger, así que escriban sus comentarios, serán de provecho (aunque sea emocional, jejeje).