martes, 30 de septiembre de 2008

tercera entrega

Los dias se suceden uno a uno. La normalidad sigue igualmente su curso. La cotidianidad nos envuelve suave, tranquila, plácidamente.

Dormidos en la paz placentera (de placenta) de nuestras propiedades, de nuestro estilo de vida, de nuestros hábitos. Algunos más por momentos perseguimos al viento, nos gusta llamarlos "sueños", "objetivos", "metas".

Me gusta pensar que toda acción es en realidad una reacción. Que la situación previa de cada acción es una provocación. Y la provocación que más utilizo es la de esta ocasión: la reflexión.

Juan Carlos

jueves, 18 de septiembre de 2008

segunda entrega

Han sido largos los dias por acá. He estado enfermo de gripa hace ya casi tres semanas. Pero todo lo demás bien gracias a Dios.

La semana pasada viajé a Cáceres, Brasil, para poder sellar mi pasaporte de salida de Bolivia y regresar de nuevo. Ahora tengo tres meses más de estancia legal (de turista) por estas tierras.

El viaje estuvo dificilito, sin embrago, y definitivamente gracias a Dios, pude llegar con bien de regreso a Santa Cruz. Conocí a un par de alcaldes, de un par de municipios rurales del departamento de Santa Cruz. Bueno, los conocí de madrugada y en "mal estado", jeje. Resulta que como a las 4 de la mañana, después de "dormir" un poco al inteperie, en plena tierra; llegamos a un bloqueo (bloqueo: montones de tierra en la carretera y gente armada custodiando) en el cual se encontraban estos alcaldes. Conversamos un poco y me trataron muy bien, muy amables.

Tuvimos que cruzar un río, recorrer 4 kms de lodo y bajo llovizna, caminar quizá otros 4 o 6 kms pues no había transporte igual por los bloqueos. En fin: estuvo algo "entretenido" en ese sentido.

Sin embargo, todo el estrés, la "guerra fría" mental, fue el medio, voluntario o involuntario, que ayudó a permanecer en constante oración. Pude entender más claramente esa frase del apostol Pablo: Orad sin cesar. De verdad que es posible orad sin cesar.

Fue un placer llegar con bien y saber que las personas que me han acogido como un hermano acá en Bolivia habían estado orando por mi y por mi compañero de viaje. Saber que en México, quienes igualmente me consideran hermano, habían estado orando por mi. Cuando estaba en el viaje oraba por mi, por mi situación, permanecía a la expectativa, siempre con una visión estrecha; pero al llegar y darme cuenta de lo anterior reflexionaba en lo importante que es el pertenecer a una familia que en ocasiones (no es mi caso) los lazos sobrepasan a los lazos carnales.

Para todos aquellos que se sienten identificados con las líneas escritas les digo: felicidades por tener tantos familiares al rededor del mundo y ojalá estén a la altura de dicho privilegio (me refiero a que sean recíprocos). Para todos aquellos que no se sienten identificados con lo escrito les digo: no sólo se están perdiendo de todas las bendiciones espirituales que Dios quiere darles ahora y la esperanza de la vida eterna en un futuro cercanícimo, que ni siquiera puedo describir cómo será, sino también de pertenecer a una comunidad inigualable, incomparable en este mundo.

Dios les bendiga.

Juan Carlos