jueves, 26 de marzo de 2009

Fe de erratas

Buen día mis asiduos lectores. Saludines desde la capital de "aun no se qué", pero de algo debe ser capital, Guayaramerín, Beni, Bolivia. Desde una de las fronteras entre Brasil y Bolivia.

El título de este blog obedece a un correo que recibí de parte de un buen amigo, que me llevó a reflexionar un poco acerca de lo que escribo en el blog y de los que lo leen.

En primer debo confesar que en mi mente existía la convicción de que casi nadie lo leía (el blog), puesto que nadie comenta. Por lo cual había tomado el blog, sobretodo en las últimas ocasiones que escribí, como una especie de diario, como si el único lector de sus palabras fuera yo mismo. Cómo si fueran pensamientos retóricos, reflexivos.

Cuando recibí el correo que les comento, estuve pensando en que si hay personas que se toman el tiempo de leer mis palabras, dichas personas se verán influídas por mis palabras, para bien o para mal. Por ello pienso que las mimas deben ser importantes y trascendentes, digo, deberían serlo.

Nunca me propuse hacer ver través de las letras de este blog, que no estoy a gusto acá, o que todo lo que sucede es deprimente, o que mis días por acá en Bolivia han sido, o son, lúgubres. Nada más leljos de la realidad. Es verdad que no todo ha estado en "lecho de rosas" (como decimos en México), pero han sido circunstancias, no la existencia misma.

El venir a Bolivia es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. El apóstol Pablo, en la segunda carta a los corintios, hace algo que él mismo se siente mal de hacer, pero que lo creyó necesario para la salud espiritual de los hermanos de Corinto. Él enumera algunas de las circunstancias que lo redearon, resultados ineludibles de su ministerio.

Al igual que él, yo no he querido contarles todo lo que me ha sucedido acá, todos los resultados de las cosas que Dios ha hecho a través de mi persona, precísamente porque no quiero que mi persona tome ninguna relevancia en todo lo que ha sucedido acá, en Santa Cruz primeramente, y ahora en Guayaramerín. Algunas de ellas son increibles.

Sólo quiero dejar algo claro: Dios me dijo (es verdad, me dijo!!!): "vete de misionero". Yo no sabía dónde, cómo, cuándo, por qué o para qué. Únicamente me dijo el qué: "vete de misonero". Lo repitió dos veces y la voz quedó grabada en mi mente. No quise al principio, pero eso me duró unos pocos minutos, al final de los cuales decidí decir sí.

De ahí en adelante el dónde, cómo, cuándo vinieron en ese órden. El por qué y el para qué, cuando se trata de la voluntad divina es difícil para nosotros visualizarlo al 100%, mucho más difícil es entenderlo. Yo sólo se que dije sí, y al parecer eso es lo que se requería de mi. Todo lo demás nomás ha ido "fluyendo".

Grandes cosas están sucediendo, y personalmente estoy convencido que aquello que los antiguos, y los hijos de Dios a través de las edades, estuvieron esperando, y aun con todas sus fuerzas anhelaban, nos tocó vivirlo a nosotros, los que ahora estamos vivos. Lo que muchos indagaron en el pasado mediante las profecías bíblicas, y los que no lo indagaron pero lo conocieron o conocen, está frente a nuestros ojos: únicamente hay que ungirlos con colirio para verlo.

Sí mis hermanos, mis amigos, mis conocidos (los indispensables, los importantes y los demás), estoy deseoso de volverles a ver, y cara a cara relatarles y transmitirle todo lo que me ha sucedido, por la gracia y la obra divina, en las tierras bolivianas.

Dios los cuide. Nos veremos junto al río?

Juan Carlos